Llevaba un tiempo queriéndome acercar a las Gole dell’ Alcántara, un parque natural muy próximo a Taormina que es una atracción turística de primer orden en Sicilia. De hecho, si no me había acercado ya era por el temor que tenía de encontrarme con muchos turistas, así que una vez pasado el verano y dado que el COVID sigue «asustando», he decidido que ya tocaba visitar este parque, aunque fuera con mascarilla.
Como digo, el Parque se ubica en el Valle del Río Alcántara, el segundo río más largo de Sicilia, con 52 km de recorrido, que sirve de frontera entre las provincias de Messina y Catania. De hecho, dicen que el río se llama así porque Alcántara significa en árabe»el puente», en referencia al puente que se empleaba para cruzar entre las dos provincias mencionadas. También tenemos nosotros en Cáceres una ciudad llamada Alcántara, con un impresionante puente romano que salva el río Tajo.
Se llega al Parque en menos de una hora desde Catania. Está bastante bien comunicado e indicado, y en términos generales tiene unas instalaciones bastante decentes, con buena capacidad para acoger visitantes. El Parque ofrece distintas opciones y actividades de entretenimiento, lo que lo hace accesible a personas de todo tipo. Pero el grueso de la gente que lo visita busca especialmente disfrutar de la «playa fluvial».
Nosotros optamos por hacer «treking fluvial», una actividad acuática con guía que consiste en recorrer un tramo del cauce del río y lo que supone desplazarse por él, experimentar las corrientes y acabar entrando en la parte más espectacular de las gargantas. Para ello se alquilan ponerse unos pantalones con botas, tipo pescador, de los que se usa para vadear ríos o pescar en el lecho del río. El guía te orienta para moverte y además te cuenta la historia de las gargantas y te proporciona datos interesantes.
Al lecho del río y a las gargantas se puede acceder sin esos pantalones, y también se puede ir por libre dentro del río y adentrarte en las gargantas. Lo que sucede es que el agua del río suele estar bastante fría, entre 8 y 10 grados de temperatura, a lo largo de todo el año. Y además, para caminar en el cauce conviene llevar un buen calzado acuático o escarpines, aunque hay gente que lo hace descalza.
La entrada al Parque no es gratuita, y dependiendo de la actividad que elijas hacer pagas una tarifa u otra. Nosotros pagamos 30€ por persona, y la entrada incluía el acceso a la playa con ascensor, un recorrido por un sendero que te permite ver el parque desde arriba y tomar fotografías desde varios balcones o miradores, y el treking fluvial. Y sin duda mereció la pena.
Porque la experiencia y la oportunidad de disfrutar de una naturaleza tan espectacular y única, lo vale. Las formaciones geológicas que pueden contemplarse en este tramo del Río Alcántara, combinado con la belleza de la naturaleza que se descubre en el Valle en general y en el cauce del río en particular, hacen este lugar algo exclusivo y digno de visitar.
El sendero circular que recorre el Parque no es nada exigente y se hace en menos de 45 minutos. Además, está diseñado para mostrar los rasgos más significativos del Valle del Río Alcántara, en lo que se refiere a su historia, a su fauna y a su flora, así como a su economía. Pero sin lugar a dudas, sus puntos fuertes son los balcones y miradores que te permiten descubrir las gargantas desde arriba, o disfrutar de paisajes maravillosos del conjunto formado por el río y el valle.
Las formaciones geológicas que se levantan a los lados del río tienen su origen en realidad en distintas coladas de lava basáltica del Etna, se estima que las tres más recientes pueden datarse con una antigüedad de 8000 años. Es impresionante lo que la naturaleza hace por sí misma, y observar cómo se forman estructuras que tienen una belleza única.
Llegas incluso a pensar que ese tipo de estructuras han podido inspirar a renombrados artistas y arquitectos actuales, porque algunas zonas te recuerdan a las formas que descubres en el museo Guggenheim de Bilbao.
Según nos cuentan, las formaciones horizontales y verticales que constituyen las paredes de las gargantas se originan por el enfriamiento brusco de la lava en su contacto con el lecho del río. Y las formas prismáticas, pentagonales y hexagonales, son muy características del basalto y los elementos químicos que lo componen: el hierro, el magnesio y el sílice.
Como curiosidad, el río está frío porque recibe aguas provenientes de acuíferos subterráneos del Etna, acuíferos que se forman por filtraciones de las nieves que encumbran al volcán buena parte del año. Pero aún así, es un lugar que invita a pasar el día, haciendo picnic y dormitando en las orillas del río, como hacen muchos lugareños. Como siempre, lo único que te puede echar para atrás es la multitud de gente, pero esta vez no había tanta.
Aunque el parque cuenta con un par de restaurantes, nosotros decimos ir a comer a un restaurante típico siciliano que nos habían recomendado. Eso nos daba la oportunidad de recorrer un poco la zona norte del volcán Etna, que es más montañosa que su ladera sur y en la que se pueden descubrir bonitos pueblos, como Castiglione de Sicilia, el cual merece una visita aparte.
Llegamos a nuestro destino, el Restaurante da Leo, un local de carretera bastante típico, con animales y con venta de productos de la tierra, y con buena cocina y una atención magnífica. Fue una provechosa forma de cerrar una bonita mañana de disfrute de la naturaleza.