Además de Lisboa y Oporto, Coimbra era la ciudad más renombrada de Portugal que quería visitar en mi viaje por el país hermano. Había oído hablar de ella, siempre comparándola con Salamanca y quizás por ello me esperaba otra cosa.
Lo cierto es que la primera impresión no fue muy buena, debido muy probablemente a que el perfil de la ciudad desde la lejanía no se parecía en nada a Salamanca. Aunque ambas ciudades crecieron al lado de un río, Coimbra se ubica sobre un monte, mientras Salamanca lo hace en la meseta castellana.
Aparqué el coche en un bulevar de la parte alta de la ciudad, para hacer el primer tramo descendiendo. Desde esa amplia calle, dirigí mis pasos hacia la Catedral Nueva, que se encuentra en la parte más alta del monte. Esperaba encontrar una catedral hermosa, y la verdad es que su exterior me decepcionó por su sencillez.
Su interior tiene grandes retablos de talla dorada de estilo barroco, de finales del siglo XVIII. La iglesia era en realidad la de los Jesuitas, pero cuando fueron expulsados se decidió usarla como Catedral, por su mayor tamaño con respecto al templo más antiguo. Y también porque estaba al lado de la Universidad.
Eso es indicativo del alto valor que tiene la Universidad para Coimbra, su símbolo por excelencia. El gran complejo universitario, está en lo más alto del monte y preside la ciudad.
La Universidad de Coimbra es la más antigua de Portugal y data de principios del siglo XIV, momento en el cual se decide trasladar la universidad (denominada entonces «Estudio General») de Lisboa a Coimbra. Durante los 200 años siguientes, la universidad cambiaría alternativamente un par de veces entre estas dos sedes, hasta acabar en Coimbra.
El campus originalmente ocupó las estancias del Palacio de Alcáçova. Hoy en día, en esas estancias se encuentra el rectorado y la facultad de Derecho. En esa amplia plaza, también se encuentra la Torre del Reloj, del siglo XVIII, que indica la hora y marca el inicio de las clases.
El campus histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, cuenta también con la Biblioteca Joanina, que no pude visitar. Dicen que su interior es una maravilla, de estilo rococó.
La plaza tiene un hermoso mirador sobre la ciudad y en el medio hay una estatua en honor a Juan III, el rey que trasladó definitivamente la Universidad a Coimbra.
Cerca de la Universidad, escondida entre callejuelas, está también la Catedral Vieja, una de las iglesias de estilo románico más señaladas de Portugal.
Su exterior recuerda a un pequeño castillo y data del siglo XII, pero en el siglo XVI se hicieron algunos arreglos, entre ellos una nueva portada en la fachada norte, de estilo renacentista temprano portugués.
Al entrar se descubre un templo que conserva su esencia románica, poco iluminada, con planta en cruz latina y bóveda de cañón en la nave central y con un ábside que acoge el altar mayor con un magnífico retablo gótico en madera labrada del siglo XVI.
La capilla del Santo Sacramento, al lado derecho de la capilla mayor, merece también la atención. Es de estilo renacentista y muestra un conjunto de esculturas que representan a los apóstoles y a los 4 evangelistas.
Y debo destacar también su claustro, de estilo gótico temprano, uno de los primeros de Portugal y que contrasta con el románico del templo. Los capiteles están labrados en piedra con figuras vegetales y animales, sin que aparezcan figuras humanas, probablemente por el origen mozárabe de los escultores.
Los arcos que abren al jardín central del Claustro son apuntados conteniendo otros dos de medio punto y con un rosetón en el tímpano. Todos estos rosetones son completamente diferentes. El conjunto es muy acogedor y transmite espiritualidad.
Continué la visita descendiendo por las callejuelas del barrio de la judería, muy parecido a los que podemos encontrar en muchas ciudades españolas. En el barrio alto, tradicionalmente, vivían las clases más nobles, y conforme se bajaba hacia el río se colocaban los mercaderes y comerciantes.
Hoy en día, ya no es así. En la parte baja próxima al río se abre la zona peatonal más viva de toda Coimbra, llena de edificios nobles, tiendas de marca, cafeterías y buenos restaurantes. En esta zona también se detecta la vitalidad que le dan los estudiantes a la ciudad,
La calle une la Plaza del Ayuntamiento con el río Mondego. El Ayuntamiento se encuentra al lado de una de las atracciones turísticas más importantes de Coimbra, el Monasterio de Santa Cruz. Su iglesia data del siglo XVI, y tiene estilo gótico y manuelino.
La Rue Ferreira Borges viene a ser la Calle Mayor de Coimbra. Totalmente peatonal, está siempre muy transitada y en sus laterales hay comercios de todo tipo. Muy cerca queda la plaza del Comercio, el corazón de la ciudad, plagada de restaurantes y terrazas y con dos iglesias en sus extremos norte y sur, la de Santiago, monumento nacional de estilo románico y la de San Bartolomé, del siglo XVIII.
En el otro extremo de la calle, cerca del río, se abre una hermosa plaza con edificios muy elegantes que hoy son sede del Hotel Astoria y del Banco de Portugal. En el centro, hay una estatua en honor a D. Joaquim de Aguiar, un político portugués natural de Coimbra.
Cruzando el río hay dos atracciones que merecen la pena. La primera es histórica, el Monasterio viejo de Santa Clara, de estilo gótico de principios del siglo XIV. Las monjas clarisas lo ocuparon hata mediados del XVII, debiendo abandonarlo debido a las continuas inundaciones causadas por el río.
La otra atracción es la Quinta das Lágrimas, es decir, una finca o casa de retiro de la nobleza que hoy en día es un hotel de 5 estrellas. Pero su encanto reside en sus jardines y en las historia y leyenda que rodea a dos fuentes, la de los Amores y la de las Lágrimas.
La leyenda gira alrededor del amor prohibido de D. Pedro, rey de Portugal, y Dª Inés de Castro, que fue asesinada para evitar que se desposaran. La Fuente de las Lágrimas se ubica justo donde dicen que apuñalaron a Dª Inés. Hoy, los jardines siguen guardando su encanto y son empelados para hacer representaciones y eventos culturales.
Como toda ciudad universitaria, Coimbra es una ciudad alegre, con mucha vida y muy acogedora. Sin ser tan bonita como Salamanca, tiene mucho encanto y un buen número de atracciones turísticas de primer orden. Mereció la pena visitarla.
Superchulo Coimbra!!! Me ha gustado mucho, cuando fuimos a visitar Oporto, me quedé con ganas de visitarla pero creo que merece la pena ir y ver Coimbra y Aveiro, la verdad es que Portugal tiene mucho encanto, quizás monumental mente es superior España pero las calles y costumbres de allí tienen un sabor más ancestral y tiene encanto. Gracias por descubrirme la Juanky!!