Había oído hablar de la ciudad de Noto, aunque no la relacionaba con el barroco siciliano y mucho menos con el conjunto de ciudades que componen el Valle de Noto. Lo primero, señalar que el Valle de Noto no es precisamente un valle geográficamente hablando. Al parecer, «vallo» o «val» en siciliano es como se denominaba a las regiones administrativas en la época de dominación árabe. Sea como fuere, en el año 2002, el Valle de Noto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La primera vez que me escapé a las playas de sudeste de Sicilia, un caluroso dia del mes de agosto de 2019, fue cuando descubrí la presencia de Noto. Habíamos decidido ir a la playa de Ávola, y justo antes de llegar pude leer un cartel que indicaba la proximidad de Noto. En ese momento se encendió mi curiosidad y me propuse acercarme a visitarla cuanto antes.
La ciudad de Noto está a unos 95 kilómetros de Catania, a algo más de una hora en coche. Se accede rápido, pero hay que prever que aparcar no es sencillo puesto que una buena parte de la ciudad es peatonal y el acceso en vehículo es muy limitado. No obstante, a la entrada de la ciudad por su parte este hay aparcamientos públicos accesibles y muy recomendables. De inmediato, uno se encuentra en un agradable paseo arbolado que da a la Puerta Real, antigua puerta de acceso a la ciudad que da la bienvenida al visitante para comenzar su trayecto. Ese día, había una bonita exposición de vehículos, todos modelos clásicos del Fiat 500.
El casco histórico de Noto lo componen básicamente dos calles paralelas, repletas de iglesias, conventos, casas señoriales y otros edificios de estilo barroco tardío. Como en el resto de ciudades del Val di Noto, la ciudad fue reconstruida en su totalidad después del devastador terremoto de 1693, siempre bajo el patronazgo de los nobles españoles que gobernaban la isla.
Tras cruzar la Puerta Reale, se accede a una amplia calle peatonal flanqueada a ambos lados de edificios clásicos, construidos con piedra caliza de la zona, que se caracteriza por sus tonos ocres o amarillentos. Muchas terrazas desplegadas invitan a los viandantes y turistas a sentarse en una de sus mesas, y eso ayuda a realzar la visita con un aire típicamente italiano. La calle principal, el Corso de Vittorio Emmanuelle, se abre de poco en poco en plazas y plazoletas con encanto, la primera de ellas justo antes de llegar a la Catedral, donde se encuentra el Monasterio de San Salvatore y, justo antes, la Iglesia de San Francisco de Asís.
Pero sin lugar a dudas, la estrella del recorrido es la plaza del Duomo, donde se ubica la Catedral, elevada y flanqueada por palacetes señoriales, tanto en sus laterales como en su frente, y el Ayuntamiento, que es precisamente el Palacio Ducezio . En su conjunto, y ayudada también por los jardines que la rodean, esta hermosa plaza concentra lo mejor de Noto.
La Catedral de Noto esta dedicada a San Nicolás, de estilo barroco tardío que data de los siglos XVII y XVIII. La verdad es que su interior no es tan imponente como su exterior. Su cúpula y nave central sufrieron daños en en terremoto del año 1996, pero ya están reconstruidas.
Frente a ella, está el precioso y elegante Palazzo Ducezio, de aire muy francés en su arquitectura, con un frontal convexo lleno de arcos. Ducezio es el nombre de un líder del pueblo sículo, que supo movilizar a sus congéneres para liberarse de la dominación griega. Por eso tiene mucho sentido que este edificio acoja al Ayuntamiento.
Un poco más allá, siguiendo siempre la calle principal de la ciudad, llegamos a otro espacio abierto que es también muy agradable a la vista. Domina esa plaza los jardines que preceden a la Iglesia de Santo Domingo, uno de los edificios mas representativos de la arquitectura barroca del Val di Noto. Su fachada principal, en su parte central es convexa, hecha en dos planos, el bajo en estilo dórico y el superior en estilo jónico. Fue construida como iglesia del convento de los Padres Dominicos, pero está consagrada a la Anunciación de la Virgen María.
Freente a la Iglesia se encuentra otro edificio llamativo, el Teatro «Tina di Lorenzo», el nombre de una afamada actriz de teatro nacida en Noto y al que algunos llaman «la pequeña Scala de Milan». El edificio fue construido en el siglo XIX y es de estilo neoclásico, pero tampoco desentona entre tanto edificio barroco.
Lo más destacado de la calle Vittorio Emmanuelle acaba ahí, en el Teatro, que antes llevaba su nombre. Desde allí se asciende a la calle superior paralela, la Via del Conde de Cavour. Los edificios comprendidos entre estas dos calles son los que componen el centro histórico de Noto. Las calles transversales alojan muchas casas señoriales
La Vía Cavour está abierta al tráfico, por lo que pasear con libertad no es tan sencillo. Volvemos a encontrarnos con una calle flanqueada por edificios clásicos, muchos de ellos antiguos conventos o palacios señoriales, como el Palazzo de Lorenzo di Castellucio, con una fachada sobria mezcla de estilo barroco y neoclásico. Pero sin duda, el más señalado es el Palazzo Nicolasi di Villadorata, de estilo barroco, que se detecta de inmediato en los inconfundibles balcones de su exterior.
El enclave más significativo de esta calle es el cruce donde se encuentra el Palazzo Nicolasi y la Via Cavour. Justo ahí se ubica la Iglesia de Montevergine, que llama la atención por su fachada cóncava, muy sencilla, y que tiene un campanario desde el cual se disfruta de una buena vista del casco histórico de Noto.
En mi primera visita a Noto, la Iglesia estaba cerrada y no pude subir al campanario. Pero la segunda vez pude hacerlo, y efectivamente las vistas son estupendas, incluso estando lluvioso el día. Y desde allí descubrí otra iglesia que había pasado por alto, la de San Carlos, que queda apuntada para la próxima escapada a Noto. No obstante, hay otros campanarios a los que merece la pena subir, como el de la Iglesia de Santa Clara, porque ofrecen vistas de la Catedral por su frente, como la que abre esta entrada, que la he tomado prestada de Google.
El tránsito por la Vía Cavour sigue ofreciendo fachadas austeras pero elegantes, de estilo barroco, que denotan la categoría de los edificios, antiguos palacetes o casas señoriales dedicados hoy a albergar hoteles, salas de exposiciones y museos. Uno de ellos es el Palazzo Trigona de Cannicaro, edificio de grandes dimensiones a la espalada de la Catedral.
Es en esa zona donde cada año, por el mes de mayo, se celebra «La Infiorata», una fiesta tradicional que data de 1980 donde calles enteras se adornan con flores conformando imágenes y escenas de todo tipo, diseñadas por artistas de diversos sitios. Al parecer, la Vía Nicolasi, la que sube desde la catedral a la Iglesia de Montevergine es la más famosa.
En definitiva, Noto es una bonita ciudad, estilosa y muy agradable de recorrer y con multitud de iglesias y edificios que visitar. A diferencia de otras ciudades del Val di Noto, aquí se encuentra todo lo destacable concentrado en dos calles, como si de un gran escaparate del barroco siciliano se tratara. Como, además, es fácil llegar al estar solo a una hora de Catania, habrá más escapadas.