Así es, mi visita a Ragusa fue todo un descubrimiento. Cuando uno viene a Sicilia sabe que debe visitar unas cuantas ciudades importantes, como Palermo, Catania, Siracusa o Taormina, pero poca gente menciona Ragusa. Siendo la cuarta ciudad en importancia de la isla, era una gran desconocida para mi. Y sin embrago es una ciudad tan completa y tan bonita que desde el momento que la visité, decidí hacer todo lo posible para darle mayor visibilidad.
Ragusa está relativamente cerca de Catania, a escasos 100 km y algo más de hora y media en coche. Evidentemente, no hay autovía entre ambas ciudades y se atraviesa un pequeño puerto montañoso en el trayecto, razones por las que se necesita ese tiempo para desplazarse entre una y otra.
Ragusa es una de las ciudades del Valle de Noto, declarado Patrimonio de la Humanidad en su conjunto, y que comprende ciudades como Módica, Scicli o la propia Noto. Todas ellas se caracterizan por el estilo barroco de muchos de sus monumentos, iglesias y edificios civiles. Y, en mi opinión, de entre todas ellas, Ragusa destaca de una manera especial.
Otra característica de Ragusa es su orografía, levantada sobre una colina de dos alturas y en dos fases, debido a la destrucción que tuvo lugar en 1693 con motivo del tremendo terremoto que sacudió la isla. La ciudad está compuesta por dos semi-ciudades, la Ragusa superior y la Ragusa inferior, más conocida esta ultima como Ragusa Iblea. Y se le conoce así porque la ciudad inferior se asienta en Iblea, uno de los antiguos asentamientos en los que se establecieron allá por el siglo II a.C. los sículos, uno de los pueblos fundadores de Sicilia.
Por lo tanto, desde el punto de vista histórico, la Ragusa Iblea es la parte de la ciudad que más merece la pena y en donde se concentra el verdadero sabor del barroco siciliano. Sin embargo, merece la pena comenzar la visita en la Ragusa superior, porque resulta más fácil ir descendiendo escalones y cuestas para llegar a la Ragusa inferior. Al acabar, se puede regresar haciendo el recorrido inverso o bien tomar el transporte publico si el calor y el cansancio así lo recomiendan.
Ragusa Iblea es sencillamente espectacular. Se recorre en algo más de una hora, pero es un agradable paseo por calles estrechas, plazas peatonales o con muy poco trafico, con un recorrido repleto de palacios o casas señoriales, muchos de ellos conservados como hoteles, iglesias y monumentos que en conjunto conforman la imagen de una ciudad del siglo XVII bien conservada.
La conexión de ambas partes de la ciudad se realiza por medio de una serpentinamente carretera o un generoso tramo de escaleras, que merece la pena bajar para así contemplar la panorámica de Iblea y visitar, si está abierta, la iglesia de Santa Maria delle Scale. Se trata de una iglesia con capillas barrocas y góticas, porque fue construida en el siglo XIII y reedificada en el siglo XVII. Un poco más abajo, ya en la Ragusa Iblea podemos visitar otra bonita iglesia, la iglesia de la Animas del Purgatorio, esta de claro estilo barroco.
Sin lugar a dudas, el Duomo de San Jorge es la joya de la ciudad. Es una impresionante catedral, con una cúpula grandiosa, que se incrusta en mitad de la ciudad inferior, y alrededor del mismo parece girar toda su actividad. La plaza a la que da su fastuosa fachada principal es también un lugar muy pintoresco, con mucha vida y mucho encanto.
Desde allí, se continua el descenso pasando por pasajes de claro sabor medieval, e iglesias como la de San José, para acabar desembocando en el parque llamado Giardino Ibleo, al este de la ciudad.
El Giardino es un parque muy bien cuidado donde se pueden visitar hasta tres iglesias y contemplar un monumento a los caídos de la I Guerra Mundial. La más bonita de las tres iglesias es la Iglesia de Santiago Apostol, con un interior soberbio, aunque no pude visitarla por estar cerrada. Ademas, se puede hacer un alto en el camino y descansar un rato, tomándose incluso un refrigerio en alguna terraza cercana.
El ticket para el autobús se adquiere por un euro en una estanco o Tabacheria que hay frente a la entrada al parque, y allí mismo se toma el autobús que te regresa a Ragusa alta, donde todavía quedan cosas que ver. Justo al lado de la parada, se puede contemplar un magnifico portal de estilo gótico, que petenecía a una iglesia del siglo XII que ya no existe. El Portal es el símbolo de Ragusa Iblea.
El trayecto en autobús te permite ver un poco de los alrededores de la ciudad, con buenas panorámicas de sus puentes. Por cierto, Ragusa es conocida como «la ciudad de los tres puentes». Una vez en Ragusa superior, caminas por una ciudad moderna pero que tiene sabor clásico, con armonía y bastantes edificios destacables.
Pero sin lugar a dudas, el mas espectacular es la iglesia catedral de San Juan Bautista, que data del siglo XVIII, y que esta rodeada de dos hermosas plazas que enriquecen el lugar. La Catedral se ubica en la zona más noble de Ragusa superior, donde están las calles más destacadas y un buen número de casas señoriales y palacetes nobiliarios, que indican el poder que un día atesoró Ragusa.
Todavía quedan lugares y edificios de interés, tanto en Ragusa Iblea como en Ragusa superior, que justifican sin duda una nueva escapada a esta esplendida ciudad. Regresaré, y recomiendo a todo el que venga a Sicilia que anote a Ragusa en la lista de los lugares a visitar.