Módica es una ciudad siciliana de la región de Ragusa, al sureste de la isla, muy próxima a Ragusa capital. Dos ciudades ejemplo del barroco siciliano que pugnan entre ellas por estar en lo mas alto del ranking. Yo ya había visitado Ragusa y, cuando lo hice, decidí dejar para otra ocasión la visita a Módica, a fin de poder comparar con cierta perspectiva.
Lo cierto es que hoy en día Módica es una ciudad más pequeña y menos importante que Ragusa, pero no fue siempre así. Parece ser que desde el siglo XIV hasta el siglo XIX, Módica fue mucho mas influyente que Ragusa, y eso explica que al visitante le parezca que no hay tanta diferencia entre una y otra, al menos desde el punto de vista cultural. Durante esos siglos, Módica estuvo gobernada por condes, de ahí el nombre del castillo alrededor del cual crece la ciudad.
Módica, además de por el barroco, es muy conocida en Sicilia por su chocolate. Precisamente, el día que decidí visitar Módica, la ciudad celebraba la Feria anual del Chocolate, a principios de diciembre. Era un buen momento para visitar la ciudad y entender por qué había tanta tradición chocolatera en ella. Con lo que no contaba era con que los accesos al centro histórico estarían cortados, por lo que tuve que aparcar el coche a algo más de 2 kilómetros del centro.
Este contratiempo acabaría también limitando la extensión de la visita, pues solo contaba con dos horas esa mañana para recorrer la ciudad. Y como Módica está también situada en una zona geográfica bastante escarpada, recorrerla y visitar muchos de su lugares pintorescos y monumentos, exige de nuevo subir rampas y bastantes escaleras.
El recorrido comenzó en un punto de la ciudad que no despertó demasiado mi interés. Alguno de los edificios que creía que merecían una visita me decepcionaron un poco, quizás porque se encontraban algo ocultos entre otros más actuales, sin destacar demasiado.
Sin embargo, conforme te adentras en la ciudad vas descubriendo sus joyas arquitectónicas, como por ejemplo el convento donde se ubica Ayuntamiento, que aquel día acogía una exposición de motos de marcas italianas.
Una de las joyas de la ciudad es sin duda el Duomo de San Pedro, uno de los dos Duomos que tiene Módica. Para llegar hasta él,, primeramente visité otra iglesia, la de Santa María de Belén, una de las tres colegiatas que hay en Módica y que no es de estilo barroco, sino neoclásico. Si bien su exterior no dice mucho, su interior, no obstante, es bastante elegante.
Accedí al Duomo de San Pedro por un lateral, tras recorrer algunas callejuelas de un barrio a los pies del castillo con sabor a moreria. Cuentan que San Pedro es el Duomo original y principal de la ciudad, en su época de esplendor cuando los condes habitaban el castillo. Posteriormente, con Carlos III en el reino de España, se construyó el Duomo de San Jorge, y comenzó la rivalidad entre ambos. Lo cierto es que el interior del Duomo de San Pedro es digno de una iglesia madre, amplio, elegante y bien bonito.
Y el exterior no lo es menos. Lo primero que llama la atención es su gran escalinata, pero también las estatuas de los 12 apóstoles que rodean a la misma. El conjunto arquitectónico es soberbio, y además está incrustado en la calle principal de Módica, con lo cual está siempre transitado.
Continuo la visita buscando ahora el segundo Duomo, el de San Jorge. Desde San Pedro, por una calle interior recorro un trayecto de unos 500 metros por la calle Garibaldi, sin lugar a dudas una calle señorial, con edificios que denotan que fue habitada en su día por la nobleza, aunque necesitan ya un lavado de cara. Entre ellos, descubro la Iglesia de Santa María del Socorro, con una frontal externo convexo, con un gran edificio a su espalada que fue el convento y colegio de los Jesuitas.
Al Duomo de San Jorge se llega tras subir una gran escalinata de más de 150 ó 160 escalones, que atraviesan unos jardines con distintos niveles, que vienen muy bien para realizar la subida por etapas. Y cuando llegas a lo alto, te encuentras con la monumental iglesia catedral, que es considerada por muchos el símbolo principal de barroco siciliano.
Claro, su interior no defrauda tampoco, aunque a mi gusto el de San Pedro es más bonito. Con cinco naves de gran altura, sostenidas en columnas corintias, en la nave central se encuentra un órgano de gran tamaño que llama la atención. Su Altar Mayor lo adorna un conjunto de 10 tablas datadas en el siglo XVI que describen escenas de la vida de Jesús y de la Sagrada Familia.
Otro Duomo dedicado a San Jorge hay en Ragusa, la ciudad barroca siciliana que rivaliza en belleza con Módica. Ambas ciudades, como el resto de Sicilia, estuvieron durante varios siglos bajo el dominio de la Corona de Aragón, y algo habrá tenido que ver esto que ver con la devoción a San Jorge.
La visita la di por finalizada tras descender la escalinata del Duomo y llegar a la calle principal de Umberto I. Frente al Duomo de San Pedro hay un par de terrazas muy agradables para tomar café, y en esa calle se encuentran muchas tiendas dedicadas a la venta del chocolate. Por cierto, de gran calidad, a pesar de tener un aspecto poco refinado, lo cierto es que saben hacer buen chocolate, habilidad arraigada en la tradición azteca que fue importada por los españoles.
No tuve tiempo de ver más, todavía me quedaba regresar al coche, que se había quedado aparcado dos kilómetros fuera del centro. No obstante, eso me da la excusa perfecta para tener que regresar en otra ocasión, así que habrá una segunda entrada sobre Módica, o un añadido a esta para completar de reseñar lo que dejé pendiente.