El sureste de Sicilia es sin duda el rincón del barroco. Ya había visitado Ragusa, Modica y Noto, pero un amigo me habló de otra pequeña ciudad que, a su parecer, era incluso mejor que cualquiera de esas tres: Scicli.
La verdad es que parece complicado pronunciar su nombre, pero basta alargar la pronunciación de la «s» inicial y decir sencillamente Sicli. El nombre, dicho así, recuerda mucho al de la isla donde se encuentra, Sicilia, que debe su nombre a su vez a los «siculos», uno de los tres pueblos que habitaban la isla antes de la llegada de los griegos. Pero volvamos a Scicli, que es el verdadero motivo de esta entrada.
Desde Catania es preciso viajar hacia el sur y tras 1 hora y 45 minutos llegamos a Scicli, la mitad del trayecto en autopista y la otra mitad en carretera secundaria. Pero el tráfico en Siclia en enero no es un problema, y el tiempo sigue siendo bueno, aunque la temperatura sea fresca. Ademas, Scicli no esta muy lejos de Ragusa o Modica, por lo que el trayecto ya me era familiar. No obstante, al llegar a Scicli llama mucho la atención el enclave geográfico donde se encuentra, incrustada en la confluencia de tres valles.
Pero la riqueza de Scicli es su barroco, presente en muchos edificios, casas nobles y palacios, y cómo no en las muchas iglesias que tiene la ciudad. El acceso por el sureste me lleva directamente a una de esas iglesias, la de San Bartolomé, que merece sin duda una visita. Su interior es un buen y bello ejemplo de la decoración con frescos y estuco que es tan habitual en las iglesias del sur de Sicilia. Y cuenta también con un Belén hecho de figuras de madera bastante renombrado.
Recorrer Scicli a pie es fácil, aunque al igual que Ragusa y Modica requiere subir y bajar rampas y escalones en numerosas ocasiones. No obstante, los lugares mas emblemáticos están bastante concentrados y la visita puede realizarse en algo menos de hora y media. Uno de los puntos más reseñables es la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento, ubicado en un bonito palacio junto al cual se encuentra otra de las iglesias mas bonitas de la ciudad, la de San juan Evangelista.
Esta iglesia se caracteriza por tener una fachada exterior convexa, con columnas en el primer tramo y con una especie de balconada en hierro en el segundo tramo. Su interior es soberbio, en esta ocasión con más mezcla de estilos decorativos, pero que en conjunto agradan la vista.
Y un poco mas allá de esa plaza, continuando por una calle con sabor español, de las muchas que tenemos en los cascos antiguos de nuestras ciudades, se llega a otra plazoleta donde está la Iglesia de San Miguel Arcangel y el Palazzo Spadaro. Un poco más allá, la calle acaba desembocando en otra plaza más abierta, desde la cual se divisa la parte nueva de la ciudad.
El otro punto de encuentro más reseñable quizás sea la Piazza Bussaca, en la cual se puede visitar la Iglesia del Carmen y contemplar el Palazzo Bussaca, e incluso tomar un café en el bar que se ubica en el mismo
Quedan más cosas que ver en Scicli, pero casi todas son iglesias cuyo estado de conservación no es el mejor que digamos. Al menos eso es lo que me me pareció a mí al acercarme a la Iglesia de Santa María de la Consolación, y a la de Santa María la Nueva., por lo que decidí subir por las calles que conducen a la Iglesia de San Vito y a la de San Mateo
Pero no podía dejar de ver uno de lo edificios civiles más renombrados de Scicli, el Palacio Beneventano, que está considerado la máxima expresión del barroco siciliano. Su ubicación no es precisamente la mejor para contemplarlo, al estar encajonado en calles más estrechas y algo apartadas de avenida principal. Y lo cierto es que el edificio pasaría casi desapercibido si no fuera por los balcones y las esculturas sobre los que estos se apoyan, que representan animales y máscaras grotescas. Es un bonito broche para cerrar esta rápida visita a Scicli.
Juanky, de momento sólo he visitado Scicli, me ha gustado mucho y muy bien explicado. Gracias por abrir esta Web tan interesante e invitarme. Bsss