En alguna entrada anterior había escrito que el famoso Val de Noto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estaba compuesto por 7 ciudades barrocas. Pero hablando con unos amigos italianos me enteré de que en realidad no son siete, sino ocho, siendo Millitello la que me faltaba por conocer.
Así que, aprovechando la primera oportunidad que tuve de viajar, me monté en el coche y emprendí el trayecto de una hora que me llevó desde Catania a Militello. Como su nombre indica, Militello se encuentra en el Valle de Catania, a tan solo 45 kilómetros de la capital de provincia. Y comencemos diciendo que se trata de una ciudad de interior, alejada de la costa, situada en las cercanías de las otras ciudades importantes del Valle de Noto (Noto, Caltagirone, Scicli, Módica y Ragusa).
Lo primero que llama la atención de Militello es precisamente eso, su ubicación. Uno se pregunta por qué se levantó una ciudad de cierta importancia en medio de ninguna parte. El paisaje que rodea la ciudad es puramente agreste, y viniendo desde Catania no se ven ríos o lagos que justifiquen la elección del emplazamiento de una ciudad que, al parecer, tiene más de 1000 años de historia. Después, cuando la visitas, descubres que hay otras vertientes que sí parecen ofrecer mejores condiciones para asentarse.
Cuentan que Militello fue fundada probablemente por los normandos, quienes una vez conquistada Sicilia a los sarracenos, establecieron una red de núcleos militares que sirviera para controlar el terreno y las vías de comunicación. Hay quien dice que fueron los romanos los que la edificaron por razones similares, una vez expulsados los cartagineses de Siracusa. Y algo de cierto debe haber, pues Militello en latín significa «tierra de militares».
La ciudad no es muy grande, y siendo festivo está muy tranquila. Su centro histórico se recorre muy fácilmente, pues tiene agrupados sus mayores atractivos turísticos en una pocas calles. La calle principal, la Vía Umberto I, es la que mayor número de palacios e iglesias barrocas recoge, y enseguida uno comprende por qué Militello es otro componente de ese Patrimonio de la UNESCO.
El primer edificio imponente que encuentro es el Monasterio de los Benedictinos, con su Abadia aledaña, el tercero en tamaño de Sicilia. Fue ordenado construir por Doña Juana de Austria, nieta de nuestro rey Carlos I. Hoy, el edificio alberga las instalaciones del Ayuntamiento de Militello, y se abre a una bonita plaza que parece ser uno de los puntos de reunión preferidos de los militenses.
Muy cerca de ese lugar, se levanta un palacio barroco del siglo XVII que, aun en su decadencia, denota la importancia que esta ciudad debió tener hace un par de siglos. Sus balcones «barrigudos», con soportes de figuras de tipo mascarón, sirven, de nuevo, para identificar la nobleza del edificio. No es el único «palazzo», por supuesto. Cada pocos metros, al levantar la vista, es frecuente encontrar puertas y balcones verdaderamente hermosos, como el del Palazzo Liggieri.
Este palacete se localiza en la plaza de Vittorio Emmanuelle II, otro de los sitios emblemáticos de la ciudad. En sus laterales se haya la magnifica iglesia de San Nicolás (principio del siglo XVIII), en un lado, y en el otro la más pequeña y modesta de Santísima María de la Catena (siglo XVI-XVII). En otro lateral, hay una farmacia que ocupó los bajos de uno de esos palacetes antiguos.
La calle Umberto I desemboca en la plaza que acoge la iglesia Santuario de Santa María de la Estrella, la patrona de la ciudad. La iglesia está elevada y se accede por una amplia escalinata. A su lado, hay una torre campanario que ayuda a magnificar el conjunto.
El interior de la iglesia, construida en el siglo XVIII tras derrumbarse la anterior iglesia madre por causa del terrible terremoto de 1693, tiene tres naves y un buen número de altares. Como otras muchas iglesias barrocas de la zona, es bastante luminosa y conserva varias obras reseñables, ya sean pinturas como esculturas. Llama la atención el sepulcro de uno de los señores feudales principales de la ciudad, Blasco II Barresi, y otro con la escultura de otro miembro de la familia, de rodillas, en posición orante.
Se nota la nobleza de este rincón de la ciudad. La calle que parte de la plaza de la iglesia madre, la Via de la Porta della Terra, también acoge un buen número de caserones feudales y otra iglesia más pequeña, la de San Sebastián, que me llama la atención por las chumberas (fico de india, en italiano) que tiene en su tejado.
La calle desemboca en la Torre del antiguo castillo Barresi-Brancioforte, del que no queda a penas nada en pie, excepto la torre. Al parecer, fue construido en el siglo XIV por los Barresi, aprovechando una fortaleza normanda preexistente. La Torre recuerda a las existentes en el Castillo Ursino de Catania o en la fortaleza Maniace de Siracusa.
También queda en pie una fontana que perteneció al castillo, la fontana de la Ninfa Zizza, que hoy ocupa uno de los laterales de la plaza donde estaba edificado. La Via de la Porta della Terra tomo su nombre porque el barrio vecino al castillo se llama Barrio de la Terra Vechia, ya que es donde fue fundada la ciudad.
Es en las afueras de ese barrio donde se encuentra la antigua iglesia de Santa Maria la Vetere, la iglesia madre anterior, edificada por los normandos en el siglo XI, y que fue completamente destruida por el terremoto de 1693. Sus restos fueron empleados para levantar la nueva iglesia madre de Santa Maria de la Estrella, mencionada más arriba. Ha sido restaurada, pero aun conserva detalles que denotan su antigüedad y características de arquitectura normanda. No la pude visitar porque ya estaba cerrado su acceso.
En conjunto, Militello es una digna componente de las ciudades del Val de Noto. Quizás, algo menos llamativa que sus hermanas, pero con suficiente lustre como para destacar. Y llama poderosamente la atención la concentración de iglesias y palacetes en una ciudad ubicada en el medio de la tierra siciliana, y como en otros muchos lugares de Sicilia, uno se pregunta a qué se pudo deber tanto esplendor, porque haberlo lo hubo.